jueves, 27 de noviembre de 2008

Si su empresa le da una Blackberry o un iPhone, demándela

Es inevitable. O, al menos, así lo entienden algunas de las casas de abogados que desarrollan su actividad en ese paraíso del pleito en que se han convertido los Estados Unidos de América. La rebelión laboral contra las compañías que entregan a sus empleados dispositivos tipo Blackberry, Palm o el deseado iPhone como parte de su pack de trabajo se encuentra a la vuelta de la esquina. El alargamiento no remunerado de la jornada que tales instrumentos provoca, se encuentra en la génesis de lo que puede ser un auténtico aluvión de demandas en aquel país. “Vale, estoy conectado las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Ok. Páguemelo”. Según un estudio citado por la CNBC en su edición digital de jueves, que es de donde tomo la referencia, el empleado medio norteamericano dedica 50 minutos diarios, fuera del horario de oficina, a contestar mensajes a través del acceso remoto al correo electrónico que estos instrumentos permite. Y alguno se está empezando a plantar. Una historia aparentemente ligera, propia de un lunes de estío, pero que encierra un debate de fondo que es el que hoy quiero compartir con todos ustedes.

Vivimos en lo que se ha dado en llamar, acertadamente a mi juicio, la Sociedad de la Información. Esta categorización, sobre la que conceptualmente pasamos de puntillas, -no hay tiempo para la reflexión-, es de una importancia esencial. Teóricamente es la información -y su consecuencia inmediata: el conocimiento-, el elemento fundamental que define el mundo por el que nos ha tocado transitar; el que determina, de un modo u otro, la cotidianeidad de los países desarrollados o no tanto. La evolución tecnológica ha permitido que el acceso a la información sea inmediato en tiempo y lugar lo que ha traído, a su vez, consigo un aumento sustancial de la oferta informativa. Es indudable que la consecuencia inmediata de éste fenómeno ha sido una mejora no sólo de la productividad global del sistema sino de la de cada uno de los trabajadores que lo integran, que han visto modificados sustancialmente sus hábitos de trabajo, probablemente a mejor. Sin embargo, y es la primera duda que les planteo, ¿se ha convertido el exceso de información en un problema de gestión tanto individual como colectivo que afecta, por tanto, a dicha productividad? En mi caso personal, sin duda. Pero quiero conocer su opinión. Los fenómenos positivos, cuando se hacen excesivos, pueden presentar su cara más negra. ¿Está ocurriendo? Contesten primero y luego lean esta reveladora información publicada por el Dally Telegraph el pasado 29 de junio. En ella se recoge cómo compañías como Google o Intel están estableciendo ventanas horarias sin correo electrónico para sus empleados, toda una novedad, aludiendo, precisamente, a una potencial mejora de su productividad derivada de esa restricción. Vaya, vaya, bocadillo de caballa, ¿el péndulo se da la vuelta?

No hay que olvidar, y es un tema que hemos comentado de forma tanto directa como periférica en las últimas semanas, que es muy distinta la productividad, o rendimiento por unidad de tiempo utilizada (como input único en este caso), de la producción, que es el resultado global con independencia de los inputs empleados. En este sentido, y no deja de ser la otra cara de la pregunta anterior, ustedes ¿producen o son productivos? Esto es, ¿contribuye la utilización de estos aparatos a mejorar el uso de su limitado tiempo o, por el contrario, se trata de la consecuencia de una falta de organización o gestión de dicho tiempo durante el propio horario de trabajo? Bien, sé que se trata de una pregunta muy directa pero yo, que la semana pasada, en una cena en mi casa con diez personas más, estaba enganchado a la Blackberry para asombro de todos, modo de darme importancia, también me formulo en toda su crudeza. ¿Hasta qué punto no es prescindible? Me temo que hay bastante poco de urgente y mucho menos de importante, vista la proliferación de los “con copia” que abundan en el correo electrónico diario. Triste modo de distraerse.

Una cuestión ésta, por cierto, y con eso acabo, que no hay que dejar de evaluar, al hilo de ese mismo ejemplo personal, en términos de coste social no sólo para nosotros mismos, y nuestra capacidad de relación, sino respecto a aquellos que, o bien dependen de nosotros, o bien nos necesitan en la construcción de sus relaciones interpersonales. ¿Son estos cachivaches fuente no sólo de un potencial conflicto laboral, como señalábamos al inicio de esta columna, sino causa también de desequilibrios y disputas en el ámbito familiar? Y de ser así, la pregunta es obligada, ¿merece realmente la pena? Los trabajos pasan y las personas quedan aunque desgraciadamente se nos olvide en el día a día. Llega el verano y con él el aumento de las separaciones y divorcios entre personas que alegan que "ya no conocen a su pareja". Lo mismo es que el problema es que han dejado de conocerse a sí mismos.

5 comentarios:

Adriana dijo...

Jajaja miiga esta muuy comica esta publiicacioon q hicistee y buenoo en mi opinion pues si es un aparatoo que distrae bastante pero pues yo pienso q no es de mucho escandalo ya q nosotros de alguna u otra manera con cualkier coosa nos viciamoos por deciirlo asii y pues de seguroo este aparatoo es pasajeroo como muuchos otros ya vendran otros q capten mas nuestra atencion pero no pienso q sea algoo de preocupaciioon el telefono como tal en la sociiedad.. asii q el q tenga money q se compre unooo y me regale unoo a mi :p

Migaa te quiiiero! mua <3

Adriana dijo...

y el q noo quiera trabajar por esooo votenloo y ya esta! xD pa q tanto escandaloo de demaanda :P

*MaGaBy* dijo...

pero es que no se trata de eso sino que muchas veces las empresas le dan estos telefonos a los empleados y a cada rato fuera de la oficina le viven llamando y pasando correos y pasando informaciones del trabajo y la gente sigue trabajando aun fuera de horario a traves de este aparato y esas horas q uno pasa pegado al Blackberry o al Iphone la empresa no se las paga o si??

Anónimo dijo...

jajajaja si esta buena, es q en EEUU uno puede demandar x cualquier cosa y es verdad q las empresas buscan aprovecharse de todo para q los empleados sigan trabajando sin pagar de mas...

Jessica Montilla

100% Zulia dijo...

weeeeno a mi si me gustaria q me lo dieran jajajajaja